martes, 31 de octubre de 2017

Pesadilla 01 Bruno Lojero (Prosa)

Pesadilla 01.
Bruno Lojero

Hace algunos días dormitaba en el sillón de mi sala, trataba de reunir la voluntad para incorporarme y escapar de la somnolencia que en ese momento me dominaba. Pero algún pensamiento debió haber atrapado mi atención por un instante, distrayéndome, haciéndome perder esa pequeña batalla que libraba en contra del sueño.
En un instante me vi sentado en la butaca de un salón enorme, una especie de cine de dimensiones gigantescas. A mi alrededor, una multitud observaba atentamente la pantalla, sin separar sus ojos de esta ni por un instante. Las imágenes que aparecían en la pantalla eran grotescas, además, carecían de cualquier sentido, se pasaba de una escena a otra sin que alguna historia las uniese, lo único que parecían tener en común, era que en todas se mostraban pasajes de desolación y de tragedia que dejaban una sensación de angustia en quien las mirase.



Las escenas, aunque horribles, atraparon mi atención. Noté que al fijar la mirada en ellas, poco a poco se iban llenando de detalles: a primera vista todo parecía un dibujo a blanco y negro, como si se tratase de un grabado plasmado a tinta sobre pergamino o sobre un papel deteriorado, pero, cuando se detenía la mirada en ellos, iban tomando claridad, se iban dibujando de mejor manera adquiriendo secos colores, luces y texturas desgastadas hasta que, al final, se transformaban en escenas que ya no eran dibujos sino imágenes reales con gente que padecía en verdad aquellas torturas y sufrimientos.
Yo permanecía inmóvil, sentado, sólo movía la cabeza de un lado a otro. Lentamente volteaba de un lado a otro para observar a la audiencia que en un completo silencio, me acompañaba mirando los dantescos pasajes. Entonces para mi horror, noté que al igual que sucedía al fijar la vista en la pantalla, si detenía mí atención en alguno de los espectadores sus facciones igualmente cambiaban, se deformaban, se retorcían sobre sí mismas, convirtiéndolos en espectros de muecas estáticas y miradas vacías.
Regresé la vista a la proyección pensando que así, elegía el menor de los males, entonces fue que pude ver un par de escenas más. En la primera se veía a cientos de hombres corriendo con desesperación, como si escaparan de algún terrible peligro, a su paso se derribaban unos a otros, aventaban a los más débiles, a los ancianos y a los heridos quienes una vez en el lodo no
page1image20232
lograban reincorporarse. Las pisadas de la torpe y cruel multitud los aplastaban, quedando indefensos, hundiéndose en el pestilente lodazal.


Ésta era la primera de las escenas en la que mantenía mi atención por tanto tiempo, muy pronto pasó de ser un grabado de líneas negras sobre láminas de cobre, para convertirse en una escena real, después, además de los colores y de las luces, se fueron agregando sonidos: comencé a escuchar los gritos y lamentos que antes no escuchaba, hasta me pareció sentir el terrible olor que despedía el humeante suelo negro de la escena, fue una experiencia terrible. Hombres y mujeres gemían y lloraban, sus expresiones iban calando de a poco en mi ánimo. Afortunadamente en ese momento fue que tomé conciencia de que me encontraba en una amarga pesadilla, de que solamente tendría que soportarla un poco más hasta despertar y entonces me olvidaría de ella para siempre.
En la pantalla, el ejército de hombres continuaba en su desesperado escape. Cuando pasaban por un sitio el suelo lodoso quedaba lleno de cuerpos medio enterrados, aún con vida. Las miserables siluetas levantaban sus manos implorando, con la mirada fija en el cielo grisáceo que tapizaba el firmamento. De pronto, la negra arena comenzó a moverse, como si se tratase de una alfombra que fuese jalada toda a un mismo tiempo, el suelo comenzó a desplazarse en dirección contraria a la que llevaba la horda de hombres egoístas. A todos los fue trayendo de regreso, arrastrándolos, como lo habría hecho el agua del mar, este lodo negro comenzó a llevarlos hacía sus adentros sin importar cuanto lucharan o cuán rápido corrieran.
Unos cientos de pasos atrás se había formado una cresta de enormes proporciones, era una muralla larguísima, interminable que iba de un lado al otro de la tierra y que iba engulléndolo todo, hasta ahogar a los hombres que habían intentado huir inútilmente. La ola los tragaba, y poco a poco los gritos y el llanto fueron acallados por el sordo sonido de aquel mar de piedras, grave y constante. Este sonido fue elevando su volumen hasta que hizo temblar el mismo suelo sobre el que me encontraba. El gruñido de la ola lo saturó todo.
Aunque esta parecía una ola de mar, no se movía, permanecía inmóvil jalando el suelo hacia ella como un gigantesco molino de rocas, insaciable, no hacía distinciones, no tenía piedad. Después de que todos los hombres fueron tragados, la cresta de la ola comenzó a descender junto con el sonoro gruñido de sus entrañas, después de unos momentos, el negro mar quedó nuevamente plano, formando un desierto negro y humeante.


Se podían ver las caras de muchos de los hombres sobresaliendo del barro, muertos, y entonces, comenzó a llover, gotas grisáceas y pestilentes saturaron la escena. La lluvia fue cubriendo las caras que habían quedado petrificadas en la superficie y en poco tiempo todo se volvió un pantano inconmensurable, la lluvia cesó y todo permaneció en silencio por un largo tiempo.
Cuando sentí que mi alma comenzaba a descansar de aquella angustia, se escuchó nuevamente un sonido, un ruido de marcha que iba acrecentándose, en el horizonte se adivinada una nueva horda de hombres corriendo con desesperación. Entonces la pantalla se cerró en una imagen negra.
Volteé a ver a los lados, sobresaltado después de aquello que acababa de observar. Al hacerlo, una vez más vi como la audiencia tomaba formas enfermizas y terribles, regresé la mirada a la proyección. La imagen una vez más se mostraba como un grabado hecho a tinta, pero esta vez plasmado sobre una piel de cerdo: en la pantalla se veían figuras humanoides que arrastraban sus pasos por el suelo, sin despegar nunca los pies de lo que parecía ser un piso de concreto, las figuras deambulaban un paso a la vez por calles que no tenían ninguna cosa, ni árboles, ni animales, ni gente que pareciera normal.
Las blanquecinas siluetas entraban y salían de algunos edificios, y ahí, una vez más, al detener mi mirada en la pantalla, el detalle de la imagen se fue aclarando hasta formar escenas tan claras y reales, que dudaba de que todo eso fuese un sueño, (cuando esta posibilidad pasó por mi mente sentí terror).
Seguí con la mirada a una de las figuras errantes y la vi entrar en uno de aquellos edificios, la película persiguió a la silueta que había elegido y así pude ver dentro de aquel lugar que por fuera parecía una enorme caja de concreto sin ventanas. Por dentro, el edificio estaba lleno de aquellos hombres, que al fin, eso era lo que representaban esas languidecentes figuras que carecían de facciones, de personalidad o de detalles que los diferenciaran a unos de otros.

Las figuras se agrupaban sin orden, aguardando estáticos. Busqué con la mirada un punto en la pantalla en donde hubiese movimiento y pude encontrarlo en unas puertas que dejaban pasar a las figuras de a una en una.
Como si mi vista fuese un insecto capaz de volar por la pantalla, me acerqué hasta esas puertas y crucé a la siguiente habitación. Dentro, se levantaba un espacio enorme, lleno de máquinas, de soportes metálicos y de millares de hilos que colgaban de telares invertidos fijados en el techo. Estos hilos se recogían en la parte más alta de la nave en enormes madejas translúcidas, al bajar la mirada se podía ver que estas hebras blanquecinas procedían de distintos puntos a lo largo y ancho de esta lúgubre fábrica. En la parte cercana al suelo unas delgadas telas que formaban triángulos, se separaban poco a poco en millares de hebras, siendo estas, los hilos que eran jalados hacia arriba en donde se enredaban en las enormes bolas amorfas y transparentes.
Los puntos desde los que se desprendían estas telas también eran numerosos, tal vez cientos. Una vez más, mirando fijamente a uno de estos puntos, pude acercarme a él y ver que la fuente de la cual se desprendía la tela transparente eran unos capullos que contenían una de las figuras humanoides. Las máquinas los tomaban con delgados brazos metálicos y jalaban de su piel en distintas partes de sus cuerpos, al hacer esto, la piel se desprendía, elástica y translúcida, mientras las máquinas jalaban de su piel, las languidescentes figuras parecían gritar rotas en dolor, alzaban la mirada y movían la boca como si gimiesen, pero ningún sonido salía de sus gargantas, en unos momentos las máquinas los transformaban en estos capullos que giraban lentamente sobre ellos mismos para permitir que se les fuese retirando la piel que se volvería hilos más adelante en el proceso.
Al darme cuenta de esto, al reflexionar sobre lo que veía y darme cuenta del mecánico funcionamiento de esta maligna maquinaria me llené de angustia y temor.
Mientras todo esto sucedía, la pantalla de la proyección le iba ganando terreno a la sala, acercándose cada vez más a los espectadores. A mi alrededor pude ver las figuras que, cuando se les terminaba la piel, eran desechadas como varas quemadas, pero no por el fuego, sino por el sol y por el olvido, desperdiciadas, vueltas nada, sin un signo ni una cicatriz sobre su frente que nos ayudase a distinguirlos. Eso me impactó sobre todo, sin un nombre. Sin ser.
De entre todos estos pensamientos, me ayudé del único que parecía brindarme consuelo, del que me pareció, podía brindarme algo de esperanza: me esforcé en pensar en que todo aquello era una pesadilla, un sueño terrible.


Con esto en mi mente, logré recorrer el camino de regreso, de vuelta hasta mi asiento en aquel cine infernal. Una vez ahí, pensé en huir y cuando lo hice, vi con horror que el sitio en el que estaba ya no era más un cine.
Ahora me encontraba al fondo de aquella nave industrial, en aquellas gradas infernales, viendo con horror cómo la única puerta se vislumbraba a lo lejos, tan lejos de mi como podría haber estado cualquier cosa. Para llegar a ella, debería caminar por aquella fábrica, recorrerla completamente hasta el final y todo esto, con la incertidumbre de qué sería lo que encontraría detrás de aquellas lejanísimas puertas. Tal vez otro galerón de figuras desprendiéndose de ellas mismas. Tal vez la sombría calle, aquella ciudad atestada de perdidas almas deambulantes. Traté de gritar, pero mi voz estaba seca, i mirada ya no lograba volar como un insecto, estaba prisionero, atado a mí ser. Traté de perderme dentro de mí mismo, de olvidarme y tal vez así lograría despertar, pero esa esperanza se volvía más y más débil cada vez que acudía a ella, al igual que las languidecentes figuras, se había vuelto frágil, translúcida. Ya no era una certeza, podía ver a través de ella y ahora, dudaba de ella ¿Era todo aquello un sueño? O más bien ese era mi deseo, que nada fuese verdad, que hubiese una realidad y un mundo aguardando por mí, un mundo sólido, esperando a que yo despertase.
Desesperado, me perdí, me olvidé a mí mismo, sin voluntad me levanté de mi asiento, pude ver que muchos otros en la sala hacían lo mismo, entonces entré en uno de los grupos de aquellos fantasmas descarnados, veía mis manos y ahora, de manera inversa a como había sucedido con las imágenes de la infernal película, vi como mis manos humanas se iban desvaneciendo, borrándose, volviéndose éter, aguada tinta sobre un lienzo deplorable, sentí como si me inundase el sueño, pero no era tal, era un entumecimiento que me llenó y en pocos momentos me olvidé de cual era mi nombre, me olvidé de cuál de entre todos aquellos fantasmas era yo y entonces, esperé mi turno.


Bruno Lojero. Oct. 2017. 

lunes, 30 de octubre de 2017

Un ruido extraño TheKraken


Un ruido extraño 

TheKraken

Me despertó un ruido extraño: "Otra vez ese gato", pensé adormilada. Se escuchó de nuevo y me levanté como resorte de la cama. Descalza me acerqué a la ventana buscando con mirada felina algún objeto con qué defenderme. Afuera, la negrura no me permitía distinguir nada, hasta que un golpe en la puerta me hizo estremecer. -¿Puedo entrar?- se escuchó del otro lado una voz ronca y lastimera.Deje salir el aire que tenía atrapado y recargue la frente en la puerta fría. Te extrañaba con cada célula, respirar dolía tanto. Pero no quería dejarte entrar de nuevo a mi vida y desnudar mis pensamientos ante ti. Me entregue sin reservas y me hiciste a un lado con un pretexto desgastado. Mi piel ardía donde tus besos me encontraron. Los suspiros abandonaban mi pecho para volver a ti. Gire el pomo de la puerta temblando como una hoja. Te vi cansado, triste y una lágrima se me escapó sin avisar. Tus manos acunaron mi rostro y besaste cada centímetro mientras los sollozos me abandonaban rompiendo el silencio.



-Te necesito- dijimos a la vez y nuestros ojos se perdieron en el otro y en el mar que inventamos para perdernos. ¿Crees en las segundas oportunidades?


TheKraken 
Julio 7, 2017

TheKraken pseudonimo de Anythé Aguirre, artista de 32 años, 8 años residiendo en BCS, mamá, hermana e hija, espíritu creativo. 
Contacto 6241572409
anythe@gmail.com

lunes, 23 de octubre de 2017

Te espero Bobby García

LA SUERTE ESTÁ ECHADA 732)
                                                                                                                Bobby García
&.- Viernes de soledad
&.- Te espero (poesía)

Hace dos días leí por Facebook el poema de Mario Benedetti, Te Espero. Recordé entonces, que hacía como 16 años que había publicado el poemario “Ayer platiqué con la muerte” en el que, entre muchos poemas, aparece uno al que también llamé “Te espero”.

Transcribo un fragmento del de Benedetti para luego transcribir el mío:

Te  espero cuando la noche se haga día
 suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que soy un idiota al esperarte,
pues sé que no vendrás.

Te espero

Te espero donde siempre te he esperado
en las bancas del corazón
en las calles de mis manos
en las tiendas de amuletos
siempre te espero así
allí siempre te espero.

Te espero donde siempre
donde siempre te he esperado
en el overol del domingo
en las fiestas de tus pechos
en las ansias del diván
siempre te espero allí.

Te espero donde siempre
donde siempre te he esperado
en las horas compartidas
en el miedo de encontrarte
la niña que juega en ti
en la soledad de tu miedo
allí siempre te espero.

Te espero donde siempre
donde siempre te he esperado
en la piel de los amantes
en el húmedo secreto
en las bolsas clandestinas
¡escaparates de sueños!
siempre te espero así.

Te espero donde siempre
en el temor de perderte
en el silencio que duele
en el trajín del mercado
tu lángara travesura
allí siempre te espero
al tendero contando mi espera
cien años te espero allí.

Te espero donde siempre
en el umbral de la puerta
con sus tamaños pelones ojos
complicidad silenciosa
acarició tus pezones
y tus labios que me tiemblan
siempre te espero así.

Y si después de esperarte
desearte y quererte tanto
mis manos quedan vacías
y cierran todas las tiendas
y el corazón se derrumba
sin tus pechos de overol
y el diván está vacío
y el aposento se enferma
y la puerta llora tu ausencia
va en prenda toda mi espera
respirarte con sólo verte
vale quemar el diván
rosas negras en la silla
de negro toda mi espera
la dicha de conocerte.

Y si después de esperarte así
mis horas lloran muy solas
sin la niña que vive en ti
y el corazón se derrumba
sin el húmedo secreto
sentir tu temblor al verte
valen todas mis penas
la dicha de conocerte
el haberte conocido.

Y si después de esperarte
mis amuletos se arrumban
en el andén, en los muelles
solitarios sin amantes
y si después de esperarte
como banderas al viento
el pañuelo del secreto
el secreto del diván
tus pezones, tu overol
vale mi triste pena
la dicha de conocerte.

Esas bolsas clandestinas
escaparates de lluvias.

Clandestinos los momentos
sin relojes, sin amarras
¡Qué tormentos! qué tormenta.

Y si después de esperarte
mis manos están vacías
y el corazón se derrumba
sin tus pechos de overol
y el aposento se queda sin los recuerdos
recuerdos de negro encaje
¡qué triste fue conocerte!
qué dicha fue esperarte
qué locura haber creído
llenar las manos de sueños
en las horas del diván.

Y si después de esperarte
donde siempre te esperé
se derrumbó el corazón
ese frío tan caliente
que germina por mi nuca
es el fuego de tu espera
espera que no llegó.

Y si después de esperarte
no entibian tus manos las mías
dejas mi amor calcinado…
no vuelvas no vuelvas.

Y si después de esperarte
mi espera se hace más larga
mis noches sin sus estrellas
tus pezones sin mis manos
el overol sin tu cuerpo
el overol del domingo…
No vuelvas no vuelvas…

Cuando la muerte platicó conmigo
me preguntó por ti
que si en qué esquina te me habías olvidado
que si en qué mercado
te habías extraviado
que si en qué lugar exacto de mis huesos
te encontrabas
que si en qué lugar exacto de mis sueños
dormitabas…

Alea Jacta Est.- 24-08-17.- Miembro de ESAC.-  



viernes, 20 de octubre de 2017

¡Libertad ! Cuento de Rebeca Gutierrez Avilés

¡LIBERTAD!

Faltaban apenas tres minutos para la salida del autobús, y aún no había tomado una decisión. Me sentía como niña perdida en medio del tumulto, no sabía si era lo más correcto, o si como todas las mujeres en este mundo de hombres, debería acallar mis sueños y continuar con mi vida rutinaria.


Despertarme cada mañana a la misma hora, con la misma compañía, hablar de los mismos temas aburridos y sin interés para ninguno de los dos, los mismos olores matinales acompañando nuestra soledad interior. Nuestro tedio, nuestra amargura, pues a pesar de los años compartidos, experiencias y sinsabores, no habíamos logrado rescatar nada valioso, todo, absolutamente todo lo hermoso se había esfumado en el valle de la muerte.

Ya no sabíamos en qué momento se nos había olvidado sonreír cuando llegaba el compañero, -¿Cuándo y en qué momento se perdió el encantó?
Todo se había convertido en una carga demasiado pesada que con el correr de los años, se había tornado ¡insoportable!


Hasta el más simple comentario era tomado a mal, los ronquidos, la ropa desordenada, el plato sin lavar y dejado al olvido, la forma en que oprimía el tubo de pasta dental, todo, todo, ¡Todo era detestable! ¡Insostenible!
Yo no era,  ni creía haber sido una “Perita en dulce”, sin embargo uno siempre ve “La paja en el ojo ajeno y no el vigón que llevamos dentro”. Así que ni para qué quejarme más, mejor buscar una salida; sí, una salida, tal vez falsa para muchas personas, pero hoy por primera vez no quería pensar en nadie más, ¡Sólo en mí!
Había tomado la decisión de dejarlo solo, sí, ¡Solo!, aunque se “consumiera de amor por mí”, no volvería. Ya eran demasiados los insultos, demasiados los desengaños, los olvidos, los “no-detalles”, y todo eso me tenía hasta la coronilla.



Ya no tenía sentido seguir juntos, ¡Mejor muertos que juntos!
Mi maleta era la representante de mis sueños, pues en ella llevaba sólo lo indispensable, nada que pesara, ya había tenido bastante con esa carga de años viejos, de sueños destruidos, de planes nunca llevados a cabo.
¡Basta! Me había dicho esa mañana, justo después de que saliste azotando la puerta y mascullando unas palabras hirientes, como tu risa burlona cuando yo me equivocaba en alguna cosa intrascendente y tú la ridiculizabas hasta hacerme llorar, o de plano rabiar de coraje amargándome el día, para después llamarme y decirme tiernamente - ¿Me disculpas, mi amor?, ¡Basta, una y mil veces basta!
Ahora aunque ya estamos viejos, y que con los años viene la calma, he decidido irme lejos, lo más lejos posible de ti, de todo lo que me recuerde esa vida pasada y tan amarga como la hiel, tan triste y sin sentido, tan vacía.


Aunque no dejaba de pensar en mis seres queridos, -¿Qué van a decir?, ¿Cómo lo tomarán?, ¿Me comprenderán?, Pero no, no me volverían a retener; eso fue hace muchos años un motivo de angustia, sus rostros asustados mirándome, cuestionándome, recriminando mi actitud y mi desamor. Pero hoy las cosas han cambiado, ya no son niños, son adultos y seres independientes, ya no me necesitan, ya nadie me necesita, es tiempo de volar, de lograr aunque sea algo para mí, algo siempre soñado, algo como…
¡La libertad!, ¡Sí!, La libertad de levantarme a la hora que se me dé la gana, la libertad de comer lo que yo quiera, la libertad de ponerme lo que se me antoje, la libertad de pintar mi casa como siempre soñé, de hablarle a quien yo desee, de ir y venir como me venga en gana, de viajar y comprar las cosas más increíbles y ridículas, pero muy mi gusto, o simplemente no levantarme, no aparentar una felicidad que no siento, no ponerme la ridícula careta matinal y fingir que todo está bien, cuando es todo lo contrario, ¡Bendita libertad!
¿Por qué?- Es que nunca dejaré de cuestionarme, - ¿Por qué uno deja su individualidad para convertirse en el reflejo del otro?, - ¿Cuándo y en qué momento pierdes tu esencia y sólo respiras a través de la pareja?, ¿Por qué lo permitimos?, - ¿Por qué lo hacemos?
¿Por qué?, -¿Por qué?
-Y... ¿Por qué no?
- Pasajeros con destino a la ciudad de… - ¡Con permiso, -¡Con permiso!
- ¡Yo traigo el boleto número uno!




RGA

jueves, 19 de octubre de 2017

La luna y el coyote Leónidas Alfaro Bedolla

La Luna y el Coyote.


Aquel día, 15 de septiembre del 2014, en san José del Cabo, tras una noche de vientos huracanados con rachas de hasta 270 kilómetros por hora que habían iniciado desde las 7 de la tarde y perdurado hasta el derredor de las 8 de la mañana; don Belén en compañía de su pequeño nieto, salió de su casa para hacer un recorrido alrededor de su cuadra  y ver cómo le había ido a sus vecinos, con asombro vieron que ni un solo poste de luz o teléfono habían quedado en pie. Tinacos, tanques de gas, árboles tirados, autos volteados, láminas y basura inundaban las calles; casas derrumbadas,  bardas y techos  caídos estaban por doquier. Don Belén y su nieto llegaron hasta lo alto de una colina y desde ahí, pudieron observar las palmeras del estero casi pelonas, y al fondo, al pie de los cerros, una culebra de agua serpenteando para alcanzar la costa y  unirse  al mar, y en su trayecto iba arrasando lo que encontraba a su paso. Los ojos del viejo se llenaron de lágrimas mientras que el niño preguntó al abuelo.   
“—Abuelo, ¿por qué paso esto?” 
“—Odile estaba enojado hijo…, muy enojado”
“—Pero por qué abuelo.  ¿Nos portamos mal?”
Don Belén sonrió ante la inocencia del niño y pensó. –“cómo le explico. Hummm. Un cuento, claro, le encantan las historias”.
 El abuelo se agachó a la altura de niño y le dijo: “—Debemos volver a casa. Y prepararnos para lo que viene, pues creo que durante varios días no tendremos luz, agua…, ni teléfono,  ni transporte; así que tendremos que ver, cómo le vamos hacer en los siguientes días”. 
Don Belén y su nieto regresaron a casa desalentados, el desastre era terrible. Por suerte, el abuelo había sido provisor en comprar un poco de despensa, pero en las siguientes horas se dio cuenta que iba ser necesario conseguir más cosas para varios días de escasez, pues jamás imaginó lo sucedido. En las horas siguientes, la psicosis colectiva explotó, la desesperación de la gente, ante el miedo de quedarse sin víveres;  provocó una rapiña incontrolable, el desorden público y la ausencia de la autoridad, que escasamente manifestó su presencia, obligó a que los colonos se organizaran para realizar jornadas de vigilancia nocturna para proteger sus propiedades y la seguridad de las familias. Se organizaron para limpiar sus casas y sus calles. Para acarrear agua, ya que los depósitos de la Junta de Agua Potable del Municipio fueron abiertos al público.
Mientras, el abuelo seguía pensando cómo explicarle  al niño el fenómeno del ciclón “Odin”; de dónde venía la fuerza y el enojo de la naturaleza. 
Aquel día por la noche prendieron una fogata fuera de su vivienda; sentados alrededor de ella, el anciano sintió que sus ancestros tomaban posesión de su voz para trasmitir aquella leyenda, que una vez su abuelo le contó de igual manera, también a la luz de una lumbrada, allá, en un rancho perdido en la sierra de San francisco, bajo un cielo intensamente estrellado. 
“—Mijo, te voy a contar una historia que me contó mi abuelo, que a su vez, a él se la contó mi bisabuelo, que según dijo, tenía el don de hablar con los animales”.
“— ¿Con los animales, abuelo? A poco se puede hablar con ellos”.
“—Claro que sí, hace muchos, muchos años, los hombres que caminaban por esta misma tierra podían hablar con los animales, y el animal con los hombres. Al abuelo le gustaba hablar con el coyote. Porque has de saber, que el coyote es uno de los animales más viejo, sabio y vagabundo que hay sobre la tierra. Muchos años, después de que la península de Baja california emergió del mar, el Coyote llegó a estas tierras y vagaba por todos los confines del territorio Bajacaliforniano, conociendo a los animales. En invierno el Coyote miraba pasar a las ballenas grises y jorobadas desde las altas montañas, y desde ahí alcanzaba a escuchar el canto de ellas, luego corría hasta la parte más alta de la montaña, y lanzaba  aullidos al viento para que ellas lo escucharan. Una vez bajó, las espero en la costa para platicar con ellas y saber de qué mares venían; ellas le contaron que hacían un largo viaje cada año desde los mares del norte que son de aguas frías, hasta llegar a estas aguas cálidas del Golfo de la Baja California Sur para dar la bienvenida a sus ballenatos”. 
“—Exclamó el coyote impresionado”.
“—Y tu hermano coyote, que me cuentas de esta tierra firme, pregunto  una de las ballenas”.
“—Hooo, hermana ballena esta tierra es maravillosa, tengo hermanos que han venido de tierras arriba a poblar este lugar: venados, borregos cimarrones que viven allá en las montañas escarpadas, liebres, gato montés, serpientes cascabel, coralillo. Un sinfín de aves migratorias que cada vez  que termina la temporada de verano y llega el otoño, pasan por aquí igual que ustedes, y llegan a descansar y prosiguen luego su camino. Pero…
Pero qué, preguntó la Ballena un poco inquieta al notar al Coyote un tanto temeroso. 
Es que  últimamente el hombre, sí, ese que camina en dos pies, erguido, y que vive en cavernas como nosotros y en armonía con nuestra madre naturaleza. No tiene pelo en el cuerpo, y en invierno, cuando  siente frío, se cubren con pieles de animales, eso no me gusta, porque para hacer eso, tienen que matar animales como yo.
—Debes cuidarte, hermano Coyote. –Dijo la Ballena. Sí, lo haré, pero te cuento más. En verano, por el calor intenso que aquí hace, ellos, los humanos, no usan ropas, son muy altos y tanto él como su compañera, se dedican a la recolección de frutos, pesca y caza para alimentarse.  Un día, al pasar junto a las cavernas donde se resguardan pude entrar, y miré como estaban pintando unas figuras con las mismas formas de ellos, pero además estaban pintando al hermano venado y al hermano cimarrón en las paredes. Son muy raros, porque, ¿para qué pintarlos? estuve ahí un buen rato, y platique con uno de ellos; me contaron que eran felices en estas tierras cálidas, donde el frío no mordía sus cuerpos, pero además no les falta nada, tienen el  alimento necesario  todo el tiempo, y que les encanta la belleza del mar, del desierto y también las altas montañas con sus cañadas, sus arroyos, cascadas, y sus  grandes árboles, pinos y encinos. Y ustedes,  ¿viven solas en el mar?“
 “—¡Oohhh no! Hermano coyote,  no—.  Contesta la Ballena lanzando un torrente de aire y agua por su lomo.  En estos mares está nuestra hermana tortuga, vieja y sabia como tú, ellas vienen a estas playas a desovar sus huevos, nosotras vamos hasta el golfo y encontramos una gran variedad peces, además, los más grandes arrecifes de coral están ahí, La tortuga que es tan vieja, nos contó que esta, tu tierra, una vez estuvo bajo el mar hace más de dos mil años, en aquel tiempo nosotras, nos cuentan nuestras abuelas, que la tierra toda se empezó a mover, y esa tierra donde estas parado flotó, entonces viajaron hacia el sur y las corrientes las llevaron hacia el interior de golfo, se dieron cuenta que el agua era cálida y muy propicia para el nacimiento de nuestros ballenatos y desde entonces, todas bajamos hasta acá y entramos al golfo. Una vez que el invierno pasa, regresamos nuevamente hasta las aguas del norte donde las aguas son frías y nosotras somos felices.”
“—Hay hermana ballena, ojalá que esto no cambie nunca.”
—Hay abuelo, pues yo creo que esto si ha cambiado, porque ya ves, ya no hay tantas ballenas como antes,  pero luego sale en la tele que se mueren porque quedan enredadas en los chinchorros de los pescadores, yo creo que por eso, el ciclón Odín se enojó.”
“El coyote le contaba al abuelo, o sea, a tu bisabuelo”, —le siguió contando el viejo a su nieto— “que sus ancestros habían visto el inicio de la tierra, y que  vieron como tras el gran bing—bang, que fue una gran explosión en el universo, se formaron las constelaciones, soles, sistemas solares, planetas con sus satélites; entre ellos nuestro planeta tierra, y en ella los continentes con sus montañas y volcanes. Dizque en un principio, los continentes eran solo porciones de tierra flotando en el mar,  que durante la era paleozoica se juntaron todos estos fragmentos hasta quedar todos unidos en solo continente que llamaron Pangea. Según cuenta la historia, eso fue hace aproximadamente 300 millones de años. Y que la tierra estaba en constante actividad volcánica que provocaba grandes terremotos que movían las placas tectónicas, y los continentes se empezaron a separar hace como 200 millones de años en la era paleozoica; así se separó América del continente Euroasiático africano, el mar mediterráneo quedo entre Europa y África, Asia, los Polos, Australia…” 
“—¿Qué te pasa, Coyote? parece que te falta aire.”
 “–Sí, así es viejo, déjame respirar un poco y te sigo contando… —Bebe un poco de agua, hermano Coyote. –Eso me parece bien.”
“—Que te parece abuelo, si nosotros también tomamos un poco de agua, porque el Coyote ya nos hizo muy largo el relato.” 
“—Tienes razón Mijo. Bebamos.”   
Y el abuelo retomó el relato del Coyote así:
 “—En aquellos entonces, la península, esta nuestra Baja California Sur, estaba pegada al gran macizo continental de América, pertenecía al territorio de lo que hoy conocemos como Sonora, Sinaloa Nayarit y un fragmento de Jalisco. Pero se desprendió y se hundió; ¡uujule! Pero eso fue hace como 200 mil años; después, volvió a emerger, pero al salir a flote se desplazó de tal manera, que quedó formado este nuestro Golfo de California con su Mar de Cortés.”
“—Así, hermano Coyote, ¿con todas sus montañas, desiertos y todo lo demás?”
“—Así es hermano hombre, con sus mares, su fauna y flora, pero para eso pasaron  miles  de años; grandes terremotos sacudían los continentes y sus montañas, que se reacomodaban tras cada movimiento; mis ancestros  vieron pasar la era glacial, los dinosaurios, su desaparición y… el surgimiento del hombre sobre la tierra”. 
El abuelo hizo una pausa para mirar el rostro del niño y ver el interés reflejado en sus gestos. Y sintió la emoción de poder trasmitir al niño aquella historia que había recibido de ancestros como una tradición oral, y que ahora tenía la oportunidad de trasmitirla a su nieto pero que además, abría  en su mente… el espacio a la imaginación.
“—¡Qué más abuelo, qué más!”
“—Me siguió contando tú bisabuelo, que también se formaron los vientos que perduran en la tierra como ráfagas que a veces acarician nuestros rostros, otras veces como aires cálidos o frescos de acuerdo al clima, pero otras veces…  llegan enfurecidos como torbellinos o huracanes arrasando con  todo, para recordarnos a los hombres, cuán pequeños y débiles somos, y que debemos vivir en armonía con la naturaleza, con la tierra y los animales.  Como todas las especies del planeta. 
 Pero los hombres, somos tan necios e imprudentes, queremos dominarlo todo, y por eso, hemos destruido, contaminado, sin considerar que estamos acabando con nuestro propio hábitat. Hemos trasformado los espacios en lugar de adaptarnos y mimetizarnos con ella, aprovechando su benevolencia, como lo hacen animales. Odin nos viene a recordar todo esto, de cómo nació nuestra Baja California Sur, entre tanto movimiento de terremotos y grandes movimientos del sistema solar y planetario, dejándonos un lugar maravilloso con todo su esplendor geográfico, sus montañas y valles, sus lagunas y vertederos de agua fresca; un mar rico con la más grande variedad de fauna marina, un desierto fabuloso y unas montañas de ensueño, también con una fauna diversa y hermosa. Es tiempo de hacerle saber al hermano Coyote, y más a nosotros mismos que estamos a tiempo de cuidar esta riqueza, que ante propios y extraños, procuremos con ellos mismos, cuidar esto que es un regalo de los dioses y la grandeza del mundo natural.”
 El abuelo se quedó mirando a la distancia, en su mirada había un brillo que dejaba notar pesar y nostalgia. De pronto, la voz del niño lo sacó de su letargo. 
¡Abuelo! ¡Odin, no quiso destruirnos, con esta zarandeada, nos dejó un mensaje!
—¿Tú crees Mijo?
—Claro, abuelo. Nos quiso decir, que el hombre no tiene derecho a destruir lo que ella nos deja, porque eso es ir en contra del hombre mismo. Y yo creo que debemos hacer caso, porque la naturaleza con su fuerza, si quiere nos destruye. Y entonces ya no podremos vivir. 

El anciano desmesuró los ojos, miraba al niño asombrado por sus palabras. No pudo resistir, las lágrimas le brotaron y sólo atinó a abrazar a su nieto.
Autor: Leónidas Alfaro Bedolla

lunes, 16 de octubre de 2017

La luna : mitos y realidades Lourdes Anguiano

LA LUNA: MITOS Y REALIDADES

Cuando era pequeña, escuchaba muchas historias y creencias sobre la luna.Mi abuela me contaba que la luna era de queso, que ahí vivía un conejo, un sapo de tres patas y una rana y que en el lado oscuro vivían las almas malas y era el refugio de las tres parcas o de las brujas.



Esa luna cíclica y cambiante que ha sido la inspiración de poetas y escritores, también ha generado a lo largo del tiempo y en varias culturas, muchas creencias populares,  mitos y supersticiones relacionadas con ésta.

Algunas de las más comunes son que las fases de la Luna influyen en la marea, en los embarazos, en el crecimiento del pelo o los cultivos. SOBRE LA MAREA:Mito: Los cambios que se producen en las mareas dependen de las fases de la luna.Durante un eclipse aumenta el movimiento de la marea.Realidad: Cuando la Tierra en su rotación enfrenta a la Luna, la parte que mira a la Luna, si es oceánica produce cambios en la marea, Cuando el Sol, la Luna y la Tierra están alineados como sucede durante un eclipse cuando el planeta Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, la marea es mucho más alta”, Esto solo puede ocurrir en la fase de Luna Llena.


 “Es un hecho físico, no es una suposición”.Las investigaciones científicas y estadísticas han confirmado que debido a los cambios en la atracción gravitatoria y las radiaciones que refleja, las distintas fases de la Luna influyen en la altura de las mareas oceánicas, en las temperaturas terrestres, en el volumen de las precipitaciones, en el número de tormentas eléctricas y en la probabilidad de que se formen huracanes.SOBRE EL EMBARAZO:Mito: “Las mujeres embarazadas no pueden exponerse a un eclipse, pues el bebé nace con manchas y que la mejor manera de protegerse es usando alguna prenda de color rojo”.Realidad: No existe ningún estudio o evidencia científica que demuestre estos mitos.



La mayoría de las causas de las manchas en los bebés son genéticas o congénitas, por diferentes tipos de enfermedades como el vitíligo. Algunos lunares son propios de nacimiento que no tienen nada que ver con eclipses lunares o exposición a la luz de la Luna.Mito: La creencia popular que dice que durante la luna llena se producen más partos y que, por tanto, una embarazada que salga de cuentas pocos días después de una luna llena, podría ver adelantado el momento de su parto debido a la influencia lunar. Realidad: No existe ningún estudio científico que lo demuestre.
SOBRE EL PELO Y LAS UÑAS:
Mito: dependiendo en qué fase esté la luna, el cabello nos crecerá o se nos caerá más. Cortarse el pelo y las uñas cuando la Luna está en fase creciente hace que estos crezcan un centímetro y medio por mes.
Realidad: La influencia de la Luna no está demostrada en el crecimiento del pelo y las uñas. 
El cabello crece una media de 1 a 1,5 centímetros al mes, y esto se debe únicamente al folículo piloso  y al cuidado y tratamiento que le demos, por lo que la luna no tiene ninguna influencia.
SOBRE LOS CULTIVOS:
Mito: Cuando se siembran tubérculos como la papa o el camote durante la luna en cuarto menguante, su raíz se desarrolla más. También se deben fertilizar las plantas durante esta misma fase lunar.
Los árboles enfermos se deben podar en cuarto creciente. Así mismo, sembrar con la luna en cuarto creciente garantiza plantas jugosas y frondosas. 
Realidad: La Luna tiene cierta influencia sobre las plantas porque son seres vivos, pero este mito se basa en  suposiciones, de acuerdo a experiencias de algunas personas. No está comprobado científicamente. 


Algunos agricultores se basan en este método, pero no siempre es el más adecuado.



SOBRE PROBLEMAS DE SALUD
Mito: Existe la leyenda urbana que dice que, en las noches de luna llena, aumentan las enfermedades. Eso se basa en gran parte debido a la creencia de que la luna ejerce el mismo efecto que tiene sobre las mareas, pero en los líquidos que forman parte del cuerpo. 
Realidad: Si bien nuestro cuerpo está compuesto en un 75% por líquidos, no es suficiente para crear algo similar a las mareas. Si te sientes mal en luna llena, mejor buscar la verdadera causa. Lo cierto es que los registros, indican que las visitas a urgencias no registran variaciones durante la luna llena.
SOBRE ERRORES MÉDICOS
Mito: En el mundo médico, existía la creencia de que los doctores y enfermeras cometían más errores en las cirugías durante las noches de luna llena. 
Realidad: Un estudio realizado por el Journal of Anesthesiology, determinó que los riesgos de complicaciones son siempre iguales, así que no temas si van a operarte durante esta fase lunar. 
SOBRE EL AUMENTO DE LA FERTILIDAD
Mito: Existe la creencia de que una mujer tenía más posibilidades de quedar embarazada o dar a luz durante la luna llena. También, se cree que existe un efecto por sobre el ciclo sexual femenino.
Realidad: lo anterior es falso. Menstruación y luna llena pueden ir de la mano, pero no por tener un efecto mágico, sino que por la duración de ambos ciclos. Mientras que el femenino dura 28 días (en promedio), el lunar demora 29.53, por lo que es posible, estadísticamente, que un 20% de las mujeres esté menstruando durante la luna llena.
SOBRE LA INFLUENCIA EN LA SALUD MENTAL



Mito: La locura aflora durante las noches de luna llena y que quienes sufren enfermedades psiquiátricas, ven su estado empeorado por la luna llena; es más, de allí viene el término lunático. Asimismo, se afirma que aumentan los asesinatos y suicidios. 
El psiquiatra estadounidense Arnold L. Lieber, quien en su famoso libro «El influjo de la Luna», defiende que estadísticamente durante el plenilunio aumentan la violencia humana y hechos delictivos. Según Lieber, del mismo modo que la fuerza de gravedad de la Luna atrae y mueve las grandes masas de agua de nuestro planeta, produciendo las mareas, también desplaza el líquido del cuerpo humano, unos 40 o 50 litros, que componen el 80% de nuestro organismo, ocasionándonos desde tensión en los tejidos e hinchazón, hasta una mayor irritabilidad nerviosa.
Realidad: Estadísticamente, no hay nada cierto en ello.  Las admisiones nocturnas a hospitales mentales no varían según fases lunares.
SOBRE CÓMO AFECTA EL COMPORTAMIENTO ANIMAL
Mito: Es en el reino animal donde algunos de los supuestos mitos no tienen explicación científica que los derribe completamente. Por ejemplo, dos estudios separados sobre mordeduras de animales en noches de luna llena, demostraron resultados dispares. Por un lado, en el British Medical Journal, se publicó un artículo en donde se aseguraba que las visitas al hospital por mordeduras de animales aumentaban en luna llena. En Australia, otro estudio indicó que no había variaciones.
Realidad: Si hablamos del comportamiento de mascotas durante la luna llena, estas si tienen a sufrir más accidentes: un 23% más en los perros y un 28% en los gatos. Esto, puede deberse que, gracias a la mayor luminosidad, sus dueños tienden a llevarlos a pasear, razón por la que puede producirse un mayor número de lesiones. 
Para algunos especialistas, la Luna no sólo moviliza periódicamente las aguas y tierras de nuestro planeta, sino también los sentimientos, ideas y acciones de sus habitantes. Según otros, la única influencia de la Luna sobre la Humanidad es cultural, al dar origen a infinidad de leyendas, mitos y obras de ciencia ficción e inspirar rituales religiosos y poemas románticos.

Recopilación de Mitos y realidades por Lourdes Anguiano

El lugar de la Luna Olgafreda Cota


martes, 3 de octubre de 2017

"Las mujeres lloran" Mercedes Reynoso

Las mujeres lloran
Lloramos por todo:
porque amanecemos
entre el sollozo de la noche
y la voracidad de la luz madre.
Porque cuando el vacío
de una voz despoja
las entrañas,
aprisiona,
y no hay mejor remedio
que limpiar los grandes ojos
con verdad.
Lloramos porque nos cuesta
creer que el cuerpo alberga vida,
y después el arrepentimiento
de no desearla.
Lloramos porque nos creemos dueñas
de nosotras mismas,
pero entre el estado,
la iglesia
tu madre
tu padre
tu amante
la hermana
el vecino
tus sueños
tus deberes
la tierra
el cielo,
no sé ya qué carajos
es mío.
MERCEDES REYNOSO 



Mercedes Reynoso
Mercedes Reynoso Moreno, nacida en Ensenada Baja California el 1 de abril de 1990, radica en Cabo San Lucas desde 1995. Poeta por necesidad desde joven, ha sido publicada en la antología Testamento del Sol, editada por la UABCS y en Letras del Finisterra, por el ISC. Ganadora del Premio Universitario de Poesía 2008 por la Universidad Autónoma de Baja California Sur, Premio Estatal de Poesía Joven 2012, ciudad de La Paz, mención honorífica en los juego florales Margarito Sandez Villarino 2012. Becaria de Interfaz, los signos en rotación, Culiacán 2015. Finalista en el 7mo. concurso Caminos de la Libertad en la categoría de Narrativa y Poesía. Publicada en fanzines y revistas electrónicas diversas. Miembro de la Asociación de Escritores de Los Cabos, ha tomado cursos de poesía y narrativa joven, creación literaria, ensayo, entre otros. Promotora cultural, organizadora de noches literarias en distintos bares de Cabo San Lucas, miembro fundador y productora de Akelarre, fusión teatral, proyecto que fusiona diversos géneros escénicos. Estudiante de Educación con especialidad en Español y Literatura.

Semblanza de M.J Ceseña


Recomendación literaria :LA TRADICIÓN VITIVINÍCOLA DE LOS COMONDÚ. Doctor Francisco López Gutiérrez

LA TRADICIÓN VITIVINÍCOLA DE LOS COMONDÚ. Doctor Francisco López Gutiérrez Editorial   Instituto Sudcaliforniano de cultura. ...