Lo que nos une y lo que nos separa.
Lo que nos une y lo que nos separa se re crea en un instante.
En un instante, el puente y el abismo crecen,
se vuelve irrompible el uno, infranqueable,
el otro.
Lo que nos une, traspasa el tiempo, las paredes, la obscuridad y la muerte…
Lo que nos separa puede ser frágil como un muro, o tan fuerte como una delgada línea en la tierra.
Vivimos entre lo que nos une y lo que nos separa,
sumergidos en ello, sin notarlo, ya que estos permanecen como grises y olvidadas linternas,
como flojas cuerdas que nos amarran.
Caminamos, comemos, amamos y odiamos con estas cuerdas atando nuestras manos,
uniendo nuestros pasos.
Soltando, y deteniendo nuestras palabras.
Y entonces, aquel día decide levantarse nuevamente, confundiendo el recuerdo con un llamado,
con una invocación.
Y cual gigante apresado entre aquellos lazos, da dos vueltas sobre sí mismo,
cimbrándolo todo,
moviéndolo todo.
Y es ahí, cuando, lo que nos une y lo que nos separa nos recuerdan,
lo fuerte que son y de su acechante existencia.
Transformándose. Dejando de ser aquellas cuerdas irrompibles.
Para convertirse,
en espejos.
Bruno Lojero.