Huyendo de la soledad
Atravieso velozmente espinas rabiosas
que raspan mis dunas epidérmicas
y me sacan llagas de la tristeza.
Mi piel es melancólico desierto
es vertedero áspero
de dolores del pasado
con tumbas paranoicas
llenas de miedo por el devenir.
Corro vehemente
desgarbado y sin aliento.
Caigo hacia agujeros
sumergidos en penumbras marítimas.
Encadenado y aterrado
busco manos
¡no hay nada!
todo se derrama hacia todos lados
y yo me vuelvo árbol seco
y sediento.
Soy lo cuarteado del cielo
y orfandad de vacíos
que gimen desesperanza.
Inundado de soledad
soy la oscuridad raquítica.
Lágrimas oscuras penetran mi sangre
rompen mi piel
y entristecen mi silencio.
Soy el olvido taciturno.
Todos se fueron
¡Estoy ciego!
No sé de dónde sostenerme
no hay nadie.
Alejandro Montero
Miembro de ESAC Capítulo Los Cabos
Me encantó! Felicidades Alejandro Montero
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias Ceci! Te mando un abrazo.
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